En septiembre de 2018, Dean Nicholson sólo tenía un objetivo: viajar por el mundo en bicicleta solo, y comenzó su largo viaje desde Dunbar, su ciudad natal en Escocia. El viajero escocés de 31 años, cansado de su trabajo de soldador, quería cambiar su estilo de vida y ver el mundo desde un asiento de bicicleta.

Mientras viajaba hacia el sur, cruzando ocho países diferentes y compartiendo sus aventuras en línea. Pero cuando cruzó la frontera bosnia hacia Montenegro, sus planes tuvieron que cambiar un poco.

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Estaba subiendo una colina empinada cuando de repente oyó un maullido desesperado detrás de él. Cuando se fijó en un gatito pequeño, decidió detenerse un segundo para acariciarlo y seguir adelante, pero el gatito tenía otros planes porque inmediatamente le mostró su afecto. No podía dejarlo y aunque Nicholson no planeaba llevárselo al principio, rápidamente se enamoró. Seamos honestos, ¿quién no lo sería?

Sabía que como estaban en medio de la nada y el gatito estaba desesperadamente hambriento, su dueño anterior la había abandonado intencionadamente. Después de un viaje al veterinario, Nicholson le puso el nombre de uno de los personajes de su película favorita “El Rey León” y la llevó a su viaje.

Al principio, Nicholson no tenía espacio para el gatito, así que tuvo que ser creativo. Hizo espacio en su cesta delantera, quitó parte de su equipo digital y lo colocó cuidadosamente allí. Así, su nuevo compañero obtuvo el mejor lugar en el frente y tuvo el honor de liderar el camino.

Nala rápidamente mostró su personalidad amorosa y su alma aventurera. Le encanta viajar y está súper relajada y no muestra ningún signo de incomodidad cuando viaja largas distancias. A veces salta de la caja y se sienta en el hombro de Nicholson. Llama la atención de todos y siempre piden una foto de ella.

Es increíble lo rápido que pueden cambiar tus planes cuando conoces al compañero adecuado. Cuando Nicholson comenzó su viaje, sólo tenía una visión en mente: viajar por el mundo en bicicleta, pero después de conocer a Nala, se preocupa más por su crecimiento que por su viaje. ¡Y eso es tan dulce!